La inspiración es la idea, desde la más descabellada y loca hasta la más prudente. Pero siempre debe ser factible.
Su factibilidad, que se pueda llevar a cabo, no nos garantiza lo más importante: su viabilidad. Y ésta no sólo debe demostrar que lo es desde el punto de vista técnico y comercial, sino, también, desde el financiero. Y eso es a lo que Edison se refiere con la transpiración, el duro trabajo que tenemos por delante para demostrar que la idea es factible y viable.