¿Qué hacer para recuperar la actividad después de Covid?

¿Qué nos ha pasado?

Cuando el 14 de marzo se decretó el “estado de alarma” y sus prórrogas correspondientes, que nos impidieron ejercer la actividad empresarial o profesional, salvo excepciones, ya venían tiempos en los que las ventas venían disminuyendo lentamente como consecuencia de la incertidumbre que se venía gestando: incremento del desempleo, reducción del consumo interno, de las exportaciones, de los beneficios, incremento de la deuda pública y el déficit, etc.

La situación de los sectores fundamentales: el comercio, la hostelería, el turismo, la industria, la construcción, la educación y casi todos los sectores privados y públicos fueron afectados por ERTES, despidos, cierres definitivos, suspensión del pago de impuestos y costes sociales que han llevado a una caída del PIB interanual del 22%; lo nunca visto hasta ahora en la serie histórica, que equivale a paralizar el país durante un trimestre entero, una reducción de la producción nacional de más de 200.000 millones de euros y más de 7.000.000 de personas que pasaron a la inactividad, con lo que eso supone.

Los primeros días de… ¿libertad?

El 21 de junio, más de 100 días después, se decretó la finalización del estado de alarma animando a empleadores y empleados a volver (más bien iniciar) a una “nueva normalidad”, con precauciones, pero con seguridad.

Los primeros días fueron tímidos, se abrían los negocios poco a poco, la industria arrancaba sus líneas de producción con precaución y empezaban las reservas en el sector turístico de cara a la temporada que se abría. Sin embargo, en las primeras semanas, sería por las ganas o porque parecía que el virus estaba controlado, la economía iba cogiendo impulso, de ahí la reducción del desempleo durante el mes de julio.

Nuevos rebrotes y sus consecuencias

Pero las ganas, la irresponsabilidad, el ocio familiar y algún ocio nocturno y, sobre todo, el miedo y la falta de confianza del ciudadano a volver a una normalidad secuestrada, hicieron que los nuevos rebrotes produjeran una nueva retracción de la actividad económica con anulaciones masivas en el sector turístico y una producción que sigue en niveles que no permiten obtener beneficios, lo que está haciendo que esta pequeña recuperación se haya parado y se piense en un otoño muy duro ya que éste es, históricamente, un mal trimestre para el empleo por la finalización de la temporada turística, que manda a muchas empresas y trabajadores a la inactividad salvo en la campaña de Navidad que maquilla las cifras trimestrales.

Recuperación de la actividad

Por todo lo anterior y encarando lo que nos viene proponemos:

  1. Revisar los costes fijos: desde los salarios hasta los alquileres, contratos de servicios y suministros, reducción de las cuotas de amortización, refinanciación de la deuda a intereses bajos, cuando no amortizarla en la mayor medida posible.
  2. Incrementar o, al menos, no reducir los márgenes comerciales, negociando el precio de adquisición de materias primas y mercancías que permitan mantener los umbrales de rentabilidad aún con menos ventas.
  3. Incrementar las inversiones en marketing, especialmente en el capítulo digital: conociendo mejor a los clientes, incrementando el número de los posibles usuarios y convirtiéndolos en clientes, abriendo nuevos mercados, inventando maneras de estar más cerca de ellos, favoreciendo el comercio digital e innovando todo lo posible la oferta, los servicios y las características de aquella.
  4. Adaptación de los negocios a la denominada “transformación digital” pues la conectividad va a ser el único elemento común a toda la población mundial.

 

El objetivo es no entrar en pérdidas y mantener la actividad, aunque las ventas caigan desde un 5 hasta un 30%, es decir, adaptando nuestras cuentas a la «nueva realidad». El que lo consiga, se va a encontrar con un amanecer de la economía, pasados 2 ó 3 años, con unas enormes posibilidades de éxito

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